31 diciembre, 2010

Vivir Preocupado

El Sistema Nervioso tiene, entre otras funciones, la de brindar respuestas de lucha, huída o parálisis ante situaciones peligrosas, pero hay casos en los que no logra desconectarse y permanece en estado de alerta permanente

Piense en el limpiaparabrisas de un vehículo. Su función consiste en ser encendido en días de lluvia para facilitar la visión del conductor. Imagine que este conductor al vislumbrar unas nubes de tormenta, enciende el artefacto. Posteriormente comienzan a caer unas gotas, con lo cual, lo deja encendido. Sin embargo, al cabo de pocos minutos deja de llover, pero él piensa: "¿Para qué apagarlo? Puede comenzar a llover nuevamente".

¿Qué cree usted que ocurriría con el uso desmedido de este recurso técnico tan útil? Muy probablemente se deteriore y cuando el conductor efectivamente necesite de su funcionamiento, éste no pueda responder de la manera esperable. Comenzarán a desgastarse los engranajes, se rayará el vidrio, producirá ruidos molestos, etc.

De manera análoga, el cuerpo humano puede verse afectado por la Hiperactividad del Sistema Nervioso. El mismo, entre otras actividades, se ocupa de brindarnos respuestas de lucha, huída o parálisis ante situaciones peligrosas. Pero si el sistema nervioso padece de dificultades para discriminar situaciones de peligro, nunca logrará desconectarse y permanecerá en estado de alerta permanente. Cualquier estímulo banal tiene posibilidad de transformarse en un peligro potencial. Esto indica que la dificultad podría encontrarse en la decodificación de los estímulos internos (como por ejemplo las sensaciones corporales) o externos (productos del medioambiente).

Así lo explicó el doctor Gustavo Bustamante, director de la Fundación Fobia Club. Para él, "en los casos de ansiedad patológica pareciera observarse un Mecanismo de Preocupación Interna en busca de un problema externo en el cual depositarse y no a la inversa, es decir, de un problema real que dispare en consecuencia una preocupación lógica".

En muchos casos las preocupaciones de tipo patológico pueden tener un contenido específico; por ejemplo, en el Trastorno de Ansiedad Social la persona está preocupada por su desempeño y por el temor a la crítica. En el caso del Trastorno de Pánico y la Agorafobia la preocupación refiere al miedo a padecer una crisis, de alejarse de algún lugar de seguridad, o temor a quedarse solo. En el caso del Trastorno Obsesivo Compulsivo el temor suele estar asociado a pensamientos o ideas parásitas dando como resultado rituales o Compulsiones como lavados excesivos, chequeos, etc. En el Trastorno de Estrés Postraumático la preocupación se vincula al temor de vivir nuevamente una situación donde hay riesgo de vida. Finalmente en la Fobia Específica, la preocupación se asocia a la posibilidad de encuentro con el objeto o la situación fóbica (aprensión a espacios cerrados, a insectos, etc.).

"Los cuadros mencionados pertenecen al grupo de los Trastornos de Ansiedad (Clasificación Diagnóstica Manual D.S.M. IV TR) y tienen en común una reacción de ansiedad descontextualizada y desproporcionada en relación al objeto o situación temida", detalló el especialista, quien remarcó que sin embargo, "existe otro cuadro que pertenece a los Trastornos de Ansiedad denominado Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) donde es imposible establecer un tema específico de preocupación, pues ésta es fluida, es decir, que oscila de un origen a otro".

Es el caso de una persona que puede estar preocupada por una situación académica, pero al escuchar la sirena de una ambulancia pasa a imaginar que un familiar se pudo haber enfermado o accidentado.

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